

Diseñador Gráfico - Escritor - Poeta



Igor Yupanqui

(Fragmento)
Cuando se abrió la puerta, un amanecer iluminó su mirada, sus piecitos revolotearon, su cuerpecito fue poseído de un júbilo intransferible, su pequeño corazón se aceleró bailoteando, dando golpecitos vehementes, obligando a que su sangre discurra presurosa hacia sus bracitos, a sus mejillas arreboladas. Y sin perder tiempo, traspuso el umbral con sus pasos ligeros, sigilosos, rumbo a lo incierto, dejándose arrastrar por eso que los hombres van perdiendo con el tiempo, la curiosidad, la obligatoria necesidad de asombrarse de lo más mínimo, y sin razón que la sustente.
Se deslizó por la acera, esquivando transeúntes, exclamando su entusiasmo desbocado al sentir, por vez primera, el éxtasis de la libertad. Quienes lo veían aparecer apenas podían reflexionar sobre el hecho, maravillados ante inusual alegría, sorprendidos por ese prodigio de criatura que, sin tener más de dos años, corría y corría sin detenerse a observar los semáforos, ni asustarse ante los bocinazos o ante los gritos de algunos peatones exaltados. Todos le veían pasar pero nadie optaba por ayudarle.
(Si desea recibir el cuento completo escriba un correo a igorpoma@yahoo.es)
Rocamadour
