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El cerco

Relatos de pesadilla - Alfred Hitchcock

(Fragmento)

¿Habíase dormido? En la penumbra, un haz de luz fue extendiéndose a lo largo de su rostro, entibiándolo, hasta reanimarlo. Cuando sus ojos redescubrieron las formas de la habitación, mientras sus recuerdos se hacían más nítidos, creyó escuchar sonidos secos, rápidos, arrastrándose, esparciéndose por el piso. Con la mirada fija en alguna parte, se irguió lentamente, sin mover la cabeza; sólo sus ojos iban de un lado a otro, buscando el origen de aquellos ruidos. Así estuvo un tiempo indefinible, rodeado de silencio, dejando que el miedo se propague en forma de frío implacable, indeciso, como quien desea en medio de la inconsciencia estar poseído del más puro de los pánicos. En aquel instante había perdido toda noción de tiempo y espacio.

 

Creyó percibir el cese de toda forma de sonido inarticulado al percatarse de que no estaba solo. Se sentía observado por algo o alguien. De inmediato tomó conciencia de que el intruso no podía ser humano. Ese alguien había aprovechado la oscuridad para introducirse, pero cómo y por dónde. Y por qué no podía hallarlo, o es que era invisible. Sonrió, al escucharse a sí mismo murmurando sandeces.

 

(Si desea recibir el cuento completo escriba un correo a igorpoma@yahoo.es)

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