top of page

(Fragmento)

Ahí está otra vez. Ebrio de furia, el gesto enloquecido, la mirada exaltada, el cabello enmarañado, las venas a punto de estallar, un terno azul marino impecable, una corbata bohemia, unos zapatos como lunas, unas ojeras que revelan su forzado insomnio.

 

Es un viejo enjuto y alto. Sus maneras lo suponen culto, misántropo, pulcro, de gustos refinados, amplias lecturas, empedernido amante, buen fumador, tenaz bebedor; de aquellos aristócratas arruinados que lo perdieron todo y a los que sólo les quedó el orgullo.

 

¡Infeliz! Basilisco inmundo –grita mirando a nuestra ventana–, en tu vida imaginaste tanta opulencia, perro miserable, angurriento, hiena en celo, buitre, aborrecible reptil, ladrón de mierda –hace una pausa, tambaleándose–, qué ibas a pensar vivir como gente, sentarte a la mesa y beber vino blanco, probar un consomé, decir caviar o reconocer un buen bife, ¡ja!, zafio, bribón, vampiro, eso es lo que eres, vampiro, pero lo que no sospechas es que volveré, inmundicia que anda, volveré y te echaré como a excremento, aún no me conoces, no me conoces, so animal solípedo, como de metro y medio de altura, de color, por lo común, ceniciento, con las orejas largas y la extremidad de la cola poblada de cerdas. Es muy sufrido y se le emplea como caballería y como bestia de carga y a veces también de tiro.

 

(Si desea recibir el cuento completo escriba un correo a igorpoma@yahoo.es)

El viejo

Un viejo, Nicolae Vermont
bottom of page